Durante décadas, el turismo ha experimentado un continuo crecimiento y una profunda diversificación, hasta convertirse en uno de los sectores económicos que crecen con mayor rapidez en el mundo.

La mayoría de los destinos en la región de las Américas siguió mostrando resultados positivos de crecimiento, con América del Sur a la cabeza con un crecimiento del 7%.

En el caso de Chile, el turismo representa un 11,2% del Producto Interior Bruto (dato de la Sofofa que incluye a Restaurantes, Hoteles y Comercios), a los que habría que añadir parte del 8,2% de Transportes y Telecomunicaciones, íntimamente ligado a esta industria, por encima de otros sectores de actividad como Servicios Empresariales, Manufactura y Minería, con porcentajes de participación en el PIB del 11%, 10,4% y 8,1%, respectivamente.

En el ejercicio 2016, el turismo creció 26% con una llegada de 5.640.700 turistas extranjeros, gracias al turismo de aventura y naturaleza y al turismo de compras, que atrae a todas las regiones limítrofes y en especial a Argentina, elevando el gasto total de los turistas llegados a Chile a US$3.130 millones, es decir, 8% más que el ejercicio 2015.

El turismo es la industria más sostenible que existe en Chile y la que con recursos naturales internos, que no dependen de la fijación de precios en el exterior, como es el caso de las materias primas y de los productos alimentarios, puede ser una de las bases para el desarrollo del país y la erradicación de la pobreza, dado que influye más en los lugares donde más núcleos de desigualdad existen en el país y además es una de las mejores formas de contribuir a la educación y a la formación de estos colectivos en condiciones de exclusión social.

Apostar por el turismo, como forma de diversificar la industria y la generación de riqueza en Chile, significa que se deben fijar objetivos y políticas desde todos los ámbitos: Turismo, Medio Ambiente, Infraestructuras, Transporte, Educación, etc., de forma alineada para conseguir objetivos claros:

Turismo: para garantizar el conocimiento del destino se necesita una promoción “inteligente” y un área de Turismo en el Gobierno con capacidad de influencia en las políticas de otros departamentos.

Medio Ambiente: Chile es el mejor destino de Turismo de Aventura de Sudamérica y esto se tiene que explotar de una forma sostenible y respetuosa que sirva para mantener este valor de forma indefinida.

Infraestructuras: los destinos prioritarios son de naturaleza y las infraestructuras son básicas como parte de la experiencia del turista, aunque deben estar integradas en el entorno.

Transporte: es fundamental para el turismo tener una política eficiente de transporte que favorezca la movilidad eficiente tanto nacional (una parte importante del turismo) como internacional por todas las vías, pero principalmente la aérea.

Educación: el turismo se basa en las experiencias en el entorno, pero también en el servicio al turista que es cada vez más exigente y más informado. Un servicio excelente a un turista de primer nivel solo se consigue con formación adecuada y una parte de las políticas formativas deben ir a cubrir las necesidades de esta industria.

Además, estamos viendo cómo, por la pérdida de foco en el turismo, esta industria está decreciendo en las zonas donde mayor valor aportaría, que son las de las regiones. Según el último estudio de Hoteleros de Chile, la demanda ha crecido 13,4% en Santiago, derivado del aumento de pasajeros de negocios, pero ha caído 24% en regiones. A esta caída de demanda también hay que sumarle la caída de precio por habitación, que hace que el ingreso que queda en las regiones, donde el turismo es más importante como herramienta de dinamización de la economía, se resienta de forma relevante.

Una industria tan relevante y tan sostenible para Chile debe ser apoyada por políticas activas para el incentivo de la misma y debe ser uno de los puntos de la agenda del Presidente de la República en esta legislatura.